viernes, 19 de junio de 2015

Usos y costumbres saludables: Cómo abrigarse sin morir en el intento

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Cuando uno sale a la calle, apenas llega algo de frío puede apreciar a verdaderas momias vivientes que intentan avanzar por la vereda, con la misma agilidad del muñeco de Michelin.
¿Acaso son zoombies? No no. Son ciudadanos de a pie que intentan protegerse del frío con nula eficacia. Porque, hay que saberlo, la superposición a tontas y a locas de buzos, pulloveres y frazadas no garantiza que estemos más o menos calentitos en plena cellisca.
Por eso, en vista de los sufrimientos sabañonales de la mayoría de los sufridos friolentos, les hacemos llegar algunos consejos que provienen de un ámbito en donde el frío es realmente frío: la montaña. Los que alguna vez fatigamos senderos y laderas en busca de una cumbre aprendimos a lidiar con el clima riguroso sin lesionar la movilidad necesaria para el montañismo. En ese deporte se trata de estar abrigado, evitar congelarse (literalmente) sin acumular ropa que estorbe el movimiento.
De ahí proviene la Ley de las Tres Capas, que puede replicarse con éxito para afrontar el invierno sin que nos tomen por la momia gorda de Tutankamón.

El abrigo
El abrigo debe permitirnos mantener nuestra temperatura corporal estable. Por ejemplo, al caminar generamos calor. El mecanismo de refrigeración del cuerpo es la transpiración. Este sudor puede hacer que la ropa se humedezca y empape, generándonos una sensación incómoda que además, desequilibra la temperatura del cuerpo. La vestimenta utilizada tiene que evitar esa situación, entre otras.
Para eso recomendamos, la Ley de las Tres Capas.

Primera Capa o capa interior o segunda piel:
La función central de esta capa es alejar el sudor de la piel para evitar la sensación de humedad y que el cuerpo se enfríe. Por eso recomendamos usar materiales no absorbentes compuestos por fibras sintéticas (como el poliester, polipropileno o clorofibra) o lana de nueva generación, que dejen pasar todo el sudor producido por nuestro cuerpo. Debemos evitar las camisetas de algodón, material que se empapa con faclidad. Ademas, las prendas deben ser ajustadas al cuerpo pero sin apretarlo.

Segunda capa o capa de aislamiento o capa de abrigo:
La función de esta capa es aislarnos térmicamente. Estas prendas no nos calientan de manera directa, su misión es retener el calor que genera el cuerpo e impedir su enfriamiento, favoreciendo al mismo tiempo la evacuación del sudor.
Se recomienda usar materiales aislantes que aun estando mojados consigan mantener su propiedades aislantes  y transpirables intactas. Para ello podemos encontrar en el mercado gran variedad de fibras sintéticas (poliester) y naturales (lana) que realicen esta función. Las fibras sintéticas son menos absorbetes y a favor de las naturales tenemos que decir que retienen más el calor. Uno de los materiales más idóneos en este sentido es el polar o su versión más sofisticada, Polartec.

Tercera capa o capa de protección o capa exterior:
La función de esta tercera capa es protegernos de tres factores importantes: (1) de la humedad exterior (mantenernos secos ante la lluvia y la nieve - impermeabilidad), (2) del viento exterior (evitar la sensación de frio que provoca el viento y las bajas temperaturas) y (3) de nuestro sudor, permitiendo su evacuación ya que las capas anteriores no han debido retenerlo (transpirabilidad).
En este rubro pueden considerar rompevientos, abrigos de softshells, etc.

Estas tres capas nos permiten abrigarnos en la montaña sin la necesidad de cargar una docena de frazadas en los hombros. Uno puede estar cómodo sin necesidad de perder movilidad.
Por otra parte, cabe acotar que, superponer pullóveres no nos abrigará, porque tienen superficies porosas por donde se escapa el calor. En cambio, tres capas bien pensadas nos pueden brindar abrigo y comodidad al mismo tiempo.
Las tres capas pueden replicarse en piernas, manos y piés. De hecho, hay materiales técnicos (materiales de montaña específicos) que sirven para conformar las tres capas.
Como ciudadanos que nunca pasarán del nivel del mar, pueden encontrar sucedáneos en su placard, menos onerosos e igual de efectivos.
Para la primera capa, fibra sintética. Camisetas de ese tipo hay por todos lados.
Para la segunda capa, polar o lana.
Para la tercera capa rompevientos, aislantes térmicos técnicos, etc., con la condición de que no condensen la humedad.
En piés y manos también hay bastante, es cosa de rebuscar.
Espero que estos consejos sirvan para evitar el síndrome cebolla inmóvil.
Que los disfruten.
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